Cientos de contratos de alquileres de pisos se cierran en los meses de verano y sus firmantes son estudiantes o los padres de éstos. Es algo cada vez más común, especialmente en las ciudades con mayor peso universitario como Madrid, Sevilla o Barcelona, pero también en otras como Burgos. Saber qué hay que hacer a la hora de alquilar un piso a estudiantes y por contra qué se debe exigir en un contrato si eres el arrendatario resulta esencial para que al curso no hay que añadirle más problemas que los que llegarán cuando tengamos que hacer frente a los temidos exámenes.

En el caso del propietario. Éste debe de cerrar el contrato lo antes posible para que no llegue el mes de octubre y vea como su piso se queda en el limbo; de ahí que sea bueno contactar antes con una inmobiliaria de confianza. Lo más adecuado es poner el anuncio en el mes de julio que es cuando los alumnos de nuevo ingreso acudirán para hacer sus matrículas. Una vez conseguido el número de estudiantes “perfecto”- no conviene saturar la casa- hay que determinar el tipo de contrato que se quiere hacer.

El alquiler por habitaciones, en el que cada inquilino responde de su parte, es una de las fórmulas por las que se puede optar. En este caso, el dueño firma un contrato por cada uno de los habitantes de la casa con la cantidad y usos (cocina, baño y salón) que estime oportunos. Esta opción es muy utilizada en países como Gran Bretaña y permite utilizar el salón como una habitación más para obtener más beneficios.

La otra opción se basa en alquilar el total de la casa y que sean los inquilinos quienes decidan cómo se reparten el montante global. De este modo, puede darse el caso de que unas personas paguen más por determinadas habitaciones que por otras, lo que no implica en nada al arrendatario que solo podrá entrar a la casa siempre y cuando avise a los inquilinos.

En el caso de los inquilinos, todos tienen que saber que el alquiler de la casa les confiere como dueños por derecho de la misma hasta el tiempo en el que concluya el acuerdo. De este modo, pueden exigir al propietario que no ronde por la casa como es común en algunos casos. Tienen derecho a pedirle al casero que repare los electrodomésticos o cualquier parte del mobiliario que pueda romperse durante su estancia, así como a proporcionarles el material acordado en el contrato.

De ahí que resulte importante exponer las necesidades antes de la firma. Un estudiante demandará un escritorio y un flexo, como elementos primordiales, lo que debe quedar reflejado en el contrato. Del mismo modo, el inquilino se ha de comprometer a no alterar con grandes fiestas la vida de la comunidad de vecinos ni a introducir mascotas bajo el desconocimiento del propietario.

Vivir en un piso de estudiantes es una de las experiencias más enriquecedoras, y en algunos casos tortuosas que puedan darse. De ahí que sea importante saber respetar los espacios, cuidar las zonas comunes y sobre todo no poner límites a la paciencia…

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *